viernes, 13 de noviembre de 2015

Violencia de género♀

Para empezar, debemos entender las diferencias entre género y sexo.

Cuando hablamos de sexo nos referimos a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres (diferencias hormonales y genitales), el género remite a aquellas diferencias socioculturales construidas sobre la base biológica. En este último caso, estaríamos haciendo referencia a los roles, los estereotipos, las funciones, identidades, actidudes, etc. que las distintas sociedades adjudican a cada uno de los sexos y que los seres humanos aprendemos e interiorizamos.



La violencia de género es un maltrato basado en daños psicológicos, físicos y/o sexuales de hombres hacia mujeres. Las faltas de respeto, la creencia de superioridad o autoridad sobre la mujer, la privación de su libertad y las amenazas se incluyen dentro de este tipo de violencia. Esto suele ser causa de una ideología, el machismo, definido en la RAE como "la actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres". Yo, diré que es un conjunto de actitudes, comportamiento y creencias que tratan a la mujer con desigualdad, considerada como un ser inferior y que por esa razón no debe de ser tratada ni tener los mismos derechos que los hombres.



Como ya he mencionado, hay tres tipos de violencia a la mujer:

  • Maltrato físico: cualquier acto que provoque un daño al cuerpo de la mujer, es decir, golpes, bofetadas, empujones, puñetazos, estrangulamientos...
  • Maltrato sexual: trata de mantener cualquier tipo de relación sexual sin el consentimiento de la mujer. 
  • Maltrato psicológico: este tipo de maltrato siempre estará presente en los otros dos tipos. Se basa en tratar a la mujer con posición de poder, desvalorizándola,  destruyendo su confianza y autoestima. Cualquier comportamiento negativo que la afecte psíquicamente. Este tipo de violencia es el más difícil de detectar, ya que ni si quiera la mujer se da cuenta. 

Las principales consecuencias son: 
  • El asesinato. 
  • Lesiones físicas y deterioro.
  • Si es sexual: hemorragias, pérdida del deseo sexual, trastornos mensuales, enfermedades de transmisión sexual...
  • Depresión, ansiedad, trastornos del sueño y alimenticios, estrés, intento de suicidio, abuso de psicofármacos, alcohol, drogas...
  • Pérdida de empleo, aislamiento social.
  • También los hijos salen afectados y también pueden ser maltratados.




La violencia sigue un ciclo:

  1. Fase de tensión: el hombre tiene cambios de ánimo, haciéndolos ver con malas contestaciones y agresividad verbal.
  2. Fase de explosión: el hombre descarga la tensión con cualquier tipo de maltrato.
  3. Fase de luna de miel o arrepentimiento: el hombre se disculpa por no perderla y la mujer cree en su disculpa y en que no lo volverá a repetir. Cuando esta fase acaba, se vuelve a la primera y así continuamente.

En los medios de comunicación podemos cada día ver casos de mujeres que han sido asesinadas por violencia de género, y es que es un problema que afecta globalmente y que parece interminable. Pese a esto, se podría decir que la sociedad se está poco a poco dando cuenta que es un problema grave con el que hay que acabar. Ahora, las mujeres tienen apoyo en asociaciones, teléfonos, ayuntamientos etc para salir de este horrible mundo. Hay manifestaciones y cada vez se las tiene más en cuenta si lo comparamos con hace 20 o 30 años. Pero queda muchísimo camino que recorrer para empezar el fin de esto.



En mi opinión, todo esto es culpa de las culturas. En la nuestra, siempre se ha educado y enseñado que los hombres y las mujeres tenemos roles distintos. El hombre debe ser el fuerte, el que mande y el que mantenga a la familia, de manera que la mujer debe dedicarse a su casa y a su familia (machismo). Los niños aprenden de dos entornos: la familia y la escuela. Si han crecido en una familia machista, han aprendido que así es como hay que tratar a las mujeres. En las escuelas nunca se han dado lecciones sobre la igualdad porque supuestamente eso es trabajo de los padres y no se pueden entrometer en las ideas de la gente. También están los medios de comunicación, todo nuestro entorno en general, nos ha enseñado los roles de cada género. 
Pienso que ahora tenemos la oportunidad de empezar a cambiar nuestra cultura y creo que en los colegios, bien desde pequeños, se debería enseñar a los niños/as que los mujeres y las hombres debemos ser tratados iguales. 



sábado, 7 de noviembre de 2015

Adicciones... ¿Adicta a Internet?


Primero voy a empezar explicando qué es una adicción, un hábito y una obsesión.
Un hábito es un comportamiento o una actividad repetida regularmente y a veces inconscientemente. Puede ser tanto positivo como negativo, pero no es de naturaleza destructiva; la adicción es la necesidad compulsiva de hacer algo o de usar determinada sustancia. En este caso, el individuo tiene una dependencia y es difícil de controlar, por lo tanto es negativa; una obsesión afecta al cuerpo y a la mente. Son ideas, impulsos o pensamientos repetitivos y persistentes que tienen consecuencias negativas y pueden causar ansiedad o angustia.





En esta época, muy pocas personas se libran de la dependencia de las nuevas tecnologías y es que es prácticamente imposible salir a la calle y no ver a nadie haciendo uso de ellas. Tanto móviles, como Ipods, tablets, portátiles se han vuelto indispensables para las personas ya que nos facilitan bastante la vida: hacen cálculos por nosotros, se comunican por nosotros, recuerdan por nosotros, se informan por nosotros... Pero Internet es lo que los hace verdaderamente indispensables. Internet ya no es sólo una herramienta, ahora es una manera de comunicación y socialización y muchas personas son adictas a estar conectadas.

En mi caso utilizo el móvil todos los días para muchas cosas, para la alarma, para la calculadora, para la cámara, para escuchar música... Y aunque me llevase un esfuerzo, podría vivir sin estas facilidades. Otra cosa es el Internet, que eso sí que me costaría muchísimo dejarlo y lo llevaría bastante mal. Mi móvil es ya como una parte de mí, me considero una persona más introvertida que extrovertida y esto me facilita muchísimo la vida. Sin Internet no me enteraría absolutamente de nada y la gente me conocería mucho menos. Eso sí, soy totalmente consciente de cuándo debo usarlo y de cuándo no. Cuando estoy con otra persona, ni si quiera me acuerdo del móvil y cuando tengo exámenes o muchos trabajos aunque siempre lo tengo cerca por si acaso, cojo poco el móvil.

En conclusión, sí me considero adicta a Internet y sí soy dependiente de él aunque en un grado bajo.